Investigación en dolor. Fisiolledó en Jornada ADEIT.
Este fin de semana, nuestro compañero Vicente Macià Lledó Ronda, en representación de Fisioterapia Especializada Francisco Lledó ha asistido en Valencia a la jornada DE LA INVESTIGACIÓN EN DOLOR A LA PRÁCTICA: CEREBRO, DOLOR Y PROTECTÓMETRO organizada por la Fundación ADEIT –Fundación Universidad-Empresa de Valencia.
La jornada ha sido impartida por Lorimer Moseley, de Australia, fisioterapeuta, profesor, investigador y escritor de más de 170 artículos y varios libros sobre el dolor y su manejo .
Durante la jornada un grupo de fisioterapeutas, médicos y psicólogos hemos podido escuchar y aprender los últimos avances en neurociencia del dolor.
El dolor severo y crónico es el signo por el que acuden más del 90 % de los pacientes a las consultas de profesionales de la salud: médicos , fisioterapeutas ….
Al mismo tiempo el dolor crónico es el problema de salud más caro al que se enfrenta el mundo. Solamente hay que repasar las estadísticas de los países industrializados, donde el gasto sanitario y laboral , con diferencia mas alto , es el aplicado a pacientes que sufren dolor. Y a pesar de los avances en medicina, ello no varía .
De la investigación en dolor podemos resumir que actualmente se define el dolor como: una sensación desagradable que se siente en algún lugar del cuerpo y que nos urge a proteger esa parte del cuerpo. O sea, el dolor es para nuestro cuerpo un mensaje de peligro. Delante de cualquier estimulo de peligro nuestro cuerpo genera mensajes de peligro y mensajes de seguridad. Si los mensajes de peligro superan a los mensajes de seguridad de nuestro cuerpo, entonces nuestro cerebro entiende que una conducta protectora es beneficiosa y producirá dolor. Este proceso lo dirige la parte profunda de nuestro cerebro de una forma automática .
Cronológicamente el dolor puede ser:
Agudo: días o menos de 6 semanas
Subagudo: 6-12 semanas
Crónico: mas de 12 semanas. Pero dolor crónico no es sinónimo de irreversible.
Gracias a la investigación en dolor podemos afirmar que dolor no es sinónimo de daño o lesión en el cuerpo. O sea, hay situaciones donde hay daño en algún tejido de nuestro cuerpo y no hay producción de dolor y al revés, situaciones donde no hay daño o lesión en nuestro cuerpo, o bien ni tan siquiera existe esa parte del cuerpo, y en cambio sí se produce dolor.
En nuestra experiencia personal recordamos situaciones vividas donde delante de la presencia de daño en nuestro cuerpo no sentimos ningún dolor. Por ejemplo, los corredores de largas distancias son capaces de hacerlo con llagas y rozaduras en los pies sin sentir dolor, hasta que en un momento dado, somos conscientes de ello , y si nuestro cerebro lo interpreta como una situación de peligro, entonces producirá dolor como mecanismo de protección, pero si nuestro cerebro interpreta que no hay situación de peligro, no se activará el mecanismo de protección y no sentiremos dolor.
Por otro lado también conocemos las situaciones donde se produce dolor sin daño o lesión: por ejemplo en el Síndrome de dolor fantasma, donde a una persona a la que le falta la mano puede sentir dolor de la mano que le falta. Otro ejemplo es el caso muy habitual de personas con dolor, donde por más pruebas que se le realizan no se encuentra el tejido corporal dañado responsable del dolor. O sea, en estos casos, a pesar de no haber daño en los tejidos de nuestro cuerpo, nuestro cerebro activa este mecanismo de protección y produce dolor .
Por lo tanto se puede decir que el dolor no se detecta, sino que se produce. El dolor se produce cuando las evidencias de peligro en nuestro cuerpo superan las evidencias de seguridad.
El fisioterapeuta debe identificar esta situación y explicarla al paciente. El hecho de que el paciente conozca y entienda este proceso produce evidencia de seguridad. Esta es la primera parte del abordaje del paciente con dolor: educación y comprensión: “Tu dolor no te hace daño “
Está comprobado científicamente que el ejercicio físico cardiovascular intenso produce disminución de la inflamación (la inflamación excita los receptores de peligro) y que el movimiento produce una disminución de los mensajes de peligro. O sea, ambas actividades son buenas terapias para reducir el dolor. Dentro del campo de la fisioterapia empleamos tanto el movimiento como el ejercicio físico con nuestros pacientes con dolor.
El fisioterapeuta puede guiar al paciente con dolor crónico con un Plan de entrenamiento del sistema hiperprotector. Este plan consiste en realizar actividades físicas y funcionales, de forma periódica y progresiva, donde la persona trabaja durante un tiempo en un nivel de actividad donde a pesar de haber dolor, este es de una intensidad media y sin riesgo de haber una reagudización del dolor, donde el umbral de protección del dolor disminuiría. Este entrenamiento produce un aumento de las evidencias de seguridad del paciente.