En la actualidad es habitual observar tratamientos de fisioterapia en patologías del sistema musculoesquelético, principalmente: huesos, ligamentos, fascias, tendones y músculos. Pero no se suele considerar el tratamiento del sistema tegumentario, cuyo órgano más importante es la piel.
La radiación solar, la falta de hidratación, mala alimentación, los cambios de peso drásticos y no utilizar los productos adecuados para el cuidado de nuestra piel, son los factores más importantes que provocan que la piel se encuentre en un estado de mala salud. Lo que se refleja en el exterior con signos de envejecimiento que no corresponden a la edad que tenemos (arrugas, flacidez facial…) o aparición de estrías, flacidez y/o celulitis en el resto del cuerpo.
Con las técnicas que se emplean en la fisioterapia dermatofuncional, se consigue devolver la salud a la piel dañada, y devolverle el aspecto saludable acorde a nuestra edad.