Los síndromes dolorosos son muy comunes tras sufrir un ictus, pudiendo encontrarse en el 50% de los pacientes aproximadamente. Aunque esta cifra varía según los estudios consultados, hay un consenso general sobre que el dolor post ictus es un fenómeno infra-diagnosticado y, por consiguiente, no recibe el tratamiento adecuado. En un estudio retrospectivo, se determinó que dos tercios de los pacientes con dolor neuropático post ictus recibían un tratamiento inadecuado. Además del sufrimiento que experimentan las personas que padecen dolor post ictus, este se relaciona con un mayor deterioro cognitivo y funcional, fatiga, depresión y menor calidad de vida. Se han identificado varios factores relacionados con la probabilidad de desarrollar dolor post ictus, entre los que se encuentran: hipertonía muscular, movimiento reducido del brazo y déficits sensoriales (menor capacidad de percibir estímulos en la piel). También los ictus de tipo isquémico localizados en áreas del cerebro como el tálamo y el tronco del encéfalo tienen mayor probabilidad de producir dolor.
Tipos de dolor post ictus
El dolor post ictus es una entidad compleja y puede comprender localizaciones y mecanismos muy diversos. Por eso, su identificación es importante de cara a recibir el tratamiento más específico posible. Los tipos de dolor más comunes son: dolor neuropático post ictus, dolor relacionado con espasticidad, hombro doloroso (subluxación de hombro) y síndrome de dolor regional complejo. Estos tipos de dolor pueden presentarse de forma aislada o en combinación entre ellos. Por ejemplo, es común padecer dolor neuropático y dolor relacionado con espasticidad, o dolor neuropático y hombro doloroso.
Dolor neuropático post ictus: El dolor neuropático post ictus ocurre aproximadamente en un tercio de los casos de dolor post ictus. Su aparición es variable, pero suele desarrollarse entre el primer y el sexto mes tras padecer un ictus. Sus características son: dolor constante con episodios intermitentes de aumento del dolor e hiperalgesia/alodinia (es decir, estímulos que antes no dolían, ahora duelen (como una caricia); o estímulos que dolían, ahora duelen mucho más (como un pinchazo)). El tratamiento farmacológico suele incluir la toma de antidepresivos tricíclicos, inhibidores de la recaptación de serotonina y antiepilépticos. Además, los programas de ejercicio terapéutico que incluyen ejercicio aeróbico, ejercicio de fuerza y ejercicio de alta intensidad han demostrado ser efectivos para el alivio del dolor neuropático.
Dolor relacionado con espasticidad: La espasticidad es un tipo de hipertonía muscular, caracterizada por la resistencia pasiva al intentar mover una articulación de forma rápida (hiper-resistencia). Una cuarta parte de los pacientes que padecen un ictus experimentarán algún tipo de hiper-resistencia, de los cuales, la mayoría (más del 70%), padecerán dolor. La aparición de este tipo de dolor suele producirse en las primeras semanas tras el ictus. Sus características clínicas son dolor constante, “descrito como tensión muscular” acompañado de atrofia muscular visible. El tratamiento farmacológico se basa en fármacos para la espasticidad como la inyección local de bloqueadores neuromusculares y/o toma de relajantes musculares. Además, la aplicación de órtesis y el entrenamiento orientado a tareas funcionales han demostrado ser efectivas en el manejo de la espasticidad.
Hombro doloroso (subluxación de hombro): El dolor de hombro tras un ictus es una entidad frecuente que ocurre entre un tercio y la mitad de personas que han sufrido un ictus. Su aparición a menudo suele iniciarse entre las tres primeras semanas tras el ictus. Este síndrome se debe a la debilidad muscular del hombro, la cual no sujeta el húmero a la cavidad glenoidea y, por consiguiente, se luxa inferiormente. Los signos clínicos además del dolor, suelen ser hipersensibilidad a la presión en el tendón del bíceps y en el músculo supraespinoso; y un signo de Neer positivo (dolor al mover el hombro hacía adelante en rotación interna). El tratamiento, además del farmacológico, que suele basarse en antiinflamatorios y antiespasmódicos, debe incluir una correcta prevención y posicionamiento del hombro en fase aguda, así como la aplicación de agentes físicos para mitigar los síntomas y programas de ejercicio terapéutico para aumentar la fuerza del hombro.
Síndrome de dolor regional complejo: El síndrome de dolor regional complejo es un fenómeno poco reportado en pacientes con ictus. Se estima que una quinta parte de las personas que sufren un ictus desarrollarán este síndrome. La aparición es variable y sus características clínicas son la presencia de dolor, edema, desmineralización ósea, alteraciones de la circulación y sudoración, cambios en la piel, uñas y/o pelo en la extremidad afectada. El tratamiento incluye fármacos para tratar dolor neuropático (antidepresivos, antiepilépticos, etc.), así como programas específicos de ejercicio terapéutico. Técnicas específicas como la terapia en espejo también han demostrado ser efectivas en el manejo de este tipo de dolor.
En la clínica de fisioterapia Francisco Lledó contamos con un equipo multidisciplinar especializado en el tratamiento de lesiones neurológicas, incluyendo el correcto manejo del dolor post ictus a través de programas de ejercicio terapéutico y entrenamiento orientado a tareas.
Antonio Úbeda.
Fisioterapeuta especializado en rehabilitación neurológica
Núm. Col. ICOFCV: 6878
Referencias:
- Leitzelar, B. N., & Koltyn, K. F. (2021). Exercise and Neuropathic Pain: A General Overview of Preclinical and Clinical Research. Sports Medicine Open, 7
- Harrison, R. A., & Field, T. S. (2015). Post Stroke Pain: Identification, Assessment, and Therapy. Cerebrovascular Diseases, 39(3–4), 190–201.