El hombro doloroso es una de las patologías del aparato locomotor cada vez más frecuente en la población, asociado con el aumento en la expectativa de vida, la actividad física y los factores intrínsecos de la anatomía, por lo cual se hace importante su consideración diaria. Es un conjunto de signos y síntomas que incluyen alteraciones de los músculos, los tendones, los nervios, las vainas tendinosas, los síndromes de atrapamiento nervioso, las alteraciones articulares y neurovasculares.
La principal causa de dolor de hombro es la enfermedad degenerativa del manguito rotador, que puede ser responsable de hasta un 65 % de los casos de hombro doloroso del adulto. Los síntomas y signos discapacitantes comprenden dolor muy intenso, constante y continuo que aumenta durante la noche, relacionado por el grado de inflamación y el umbral del dolor del paciente, localizado de inicio en el hombro, principalmente en la cara anterolateral, que se puede irradiar hacia la parte inferior del brazo.
Las alteraciones que se pueden presentar en un hombro doloroso son: tensión del tendón, inflamación o fibrosis del mismo (secundarias a inflamación persistente), rupturas tendinosas (rupturas parciales o totales, agudas o crónicas), pueden darse también secundarias a procesos quirúrgicos y artropatías del hombro, asociados con pérdida cartilaginosa glenohumeral. Ante la presencia de enfermedades en dicha articulación se han empleado técnicas de intervención fisioterapéuticas.
El tratamiento rehabilitador de la fisioterapia juega un rol importante. Va encaminado a combatir el dolor y a recuperar la movilidad del hombro, esto último es de suma importancia, debido a la frecuente tendencia a desarrollar cuadros de rigidez capsular/articular, realmente limitantes de la movilidad funcional del hombro.
El abordaje fisioterapéutico incluye varias estrategias: El masaje, con finalidad terapéutica, higiénica o deportiva, para generar analgesia en la región periarticular; La cinesiterapia encaminada a mejorar la movilidad articular por estiramiento capsulo-ligamentoso y muscular; Y finalmente, la movilización pasiva se ejecuta con fines preventivos, para mantener las superficies articulares.
El fisioterapeuta debe controlar los parámetros de las maniobras que ejecuta, la intensidad, la fuerza, la frecuencia de las sesiones y la adaptación permanente del tratamiento a cada usuario en cada sesión.
Es importante, que en el momento que comiencen molestias en el hombro, acuda a un profesional, para que la lesión no vaya a mayores, y sea posible “cogerla” a tiempo, y sea tratada correctamente.
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Irene Albert Serrano
Fisioterapeuta