La práctica del ballet es muy recomendable por los múltiples beneficios que aporta a nuestro aparato locomotor, como son el trabajo de la coordinación y del equilibrio, la ganancia de tono muscular y los estiramientos de la musculatura.
Sin embargo, dicha práctica de forma más profesional o “pre-profesional”, puede conllevar una serie de lesiones. Entre las más prevalentes se encuentran aquellas relacionas con los miembros inferiores, sobre todo patologías relacionadas con las articulaciones de la cadera y tobillo.
Debido a las múltiples torsiones de tronco, en distintas direcciones, las contracturas de la musculatura a nivel dorsolumbar también son frecuentes; las distintas posiciones de los pies y la práctica de esta disciplina en puntas (forzando la articulación del tobillo) provocan numerosos esguinces y tendinopatías.
Otro mecanismo lesional, que se desencadena a largo plazo, son las disfunciones del suelo pélvico, ya que las elevadas presiones a las que se somete la zona abdominal recaen en las partes blandas del suelo pélvico; dicha musculatura, de la que se tiene poca concienciación en la mayoría de población, suele encontrarse con un inadecuado tono muscular.
En cuanto al tratamiento, se utilizan técnicas de fisioterapia como:
- Electroterapia: las corrientes constituyen una ayuda para acelerar el proceso de regeneración del tejido lesionado, además de utilizarlas como medida antiinflamatoria y/o analgésica.
- Termoterapia o crioterapia: el calor permite la relajación de la musculatura cuando se encuentra en estado hipertónico mientras que el frío tiene efecto anestésico y antiinflamatorio, sobre todo en las fases agudas de traumatismos.
- Fisioterapia invasiva: son terapias muy habituales en el tratamiento de bailarines lesionados, como la punción seca para el tratamiento de puntos gatillo, o la electrólisis percutánea en tendinopatías.
- Terapia manual: tratamientos como la masoterapia, los estiramientos pasivos y movilizaciones articulares son recurrentes en la rehabilitación de los bailarines/as.
- Ejercicio terapéutico: terapias que incluyen ejercicios para corregir la postura, para fortalecer la musculatura que se encuentra con falta de tono o mantener el tono muscular general son imprescindibles para la adaptación al deporte, al igual que los estiramientos para conseguir la flexibilidad necesaria en esta disciplina.
Este último es el más importante, no sólo para la recuperación de las lesiones sino para tener un plan preventivo de ejercicios que evite dichas patologías.