Con la vuelta a la rutina tenemos que recuperar anteriores hábitos ya olvidados durante las vacaciones. El pie es uno de los elementos que más sufre en la vuelta a la rutina, pasamos de llevar calzados abiertos, con poca sujeción y mucha transpiración; a calzados de nuevo cerrados, estrechos y con menor transpiración.
Uno de los calzados que más cuesta volver a utilizar es el calzado de seguridad, necesario en muchos trabajos y potencialmente lesivo debido a algunas de sus características.
Para intentar minimizar el riesgo de sufrir problemas en los pies a causa del calzado de seguridad, vamos a dar unas pautas y consejos sobre su utilización y elección.
Tipos de calzado de trabajo
En función de la protección que ofrezcan, se pueden clasificar en:
- Calzado de seguridad: equipado con tope de seguridad y diseñado para ofrecer protección contra el impacto de 200 J y a la compresión de 15 kN.
- Calzado de protección: equipado con tope de seguridad y diseñado para ofrecer protección contra el impacto de 100 J y a la compresión de 10 kN.
- Calzado de trabajo: no garantiza protección contra el impacto y la compresión en la parte del antepié, pero incorpora elementos de protección.
Partes del calzado de seguridad
El calzado de seguridad tiene algunas partes muy características que protegen el pie frente a posibles accidentes laborales, las más importantes son:
- Suela antideslizante: Pensada para generar adherencia en distintas superficies.
- Plantilla anti-perforación: Plantilla interior con refuerzo para evitar que objetos punzantes que se claven en la suela puedan alcanzar el pie.
- Suela antiestática: Suela con propiedades para evitar los accidentes eléctricos.
- Puntera de protección: Preparada para evitar que objetos pesados que caigan en la zona de los dedos puedan dañarlos o lesionarlos.
Como elegir un calzado de seguridad
- Actividad: Es importante adecuar las características del calzado en función del trabajo que se vaya a desarrollar.
- Tamaño: Hay que asegurarse de elegir un correcto tamaño, ya que el pie pasará muchas horas dentro de este calzado. Es importante probar el calzado al final del día cuando el pie se encuentra más dilatado y probar los dos pies, ya que siempre hay uno algo más grande que el otro.
- Peso: Adecuado, siendo lo más ligero posible dentro de las posibilidades, teniendo en cuenta que se van a pasar muchas horas con él puesto.
- Transpiración: Importante que el pie no se “recaliente” demasiado dentro del calzado y sea capaz de eliminar la temperatura a través de los materiales del calzado o de la caña.
- Cierre adecuado para evitar la entrada de cuerpos extraños en el calzado.
- Impermeabilidad: Importante para evitar que los líquidos penetren en el calzado.
- Flexibilidad: Dentro de lo que sea posible, debe permitir que el pie se mueva con normalidad, para evitar posibles dolores y molestias en nuestro cuerpo.
Se debe cambiar el calzado de seguridad cuando:
- Exista rotura o deformación de la puntera o plantilla.
- Existan roturas de cualquier componente.
- Existan grietas o alteraciones en la estructura del calzado.
Gran parte del día la vamos a pasar con este calzado, porque lo que es imprescindible que sea de buena calidad y adecuado para nuestro pie.
Es importante acudir al podólogo para que pueda revisar si nuestro calzado de seguridad es adecuado para la morfología y funcionamiento de nuestro pie después de realizar un completo estudio biomecánico de la marcha; y en el caso de existir algún problema, poder ayudar mediante plantillas personalizadas o recomendaciones individualizadas
Dr. Aitor Pérez
Responsable de Podoactiva Alicante y Murcia
Departamento de Investigación de Podoactiva